jueves, 13 de diciembre de 2012

MEDICINA


Más pruebas de que el ejercicio físico alarga la esperanza de vida

Según un nuevo estudio, la actividad física realizada en el tiempo libre está asociada con una mayor esperanza de vida, incluso con niveles relativamente bajos de actividad y con independencia del peso corporal.

En la investigación, dirigida desde el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), uno de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, se ha constatado que de las personas de las que se hizo un seguimiento, aquellas que realizaron actividad física en su tiempo libre vieron aumentada en hasta 4,5 años su esperanza de vida.

Con el fin de determinar el número de años de vida ganados por realizar actividad física en el tiempo libre durante la adultez, los investigadores examinaron datos de más de 650.000 adultos. Estas personas, en su mayoría mayores de 40 años, participaron en uno de seis estudios poblacionales que fueron diseñados para evaluar diversos aspectos del riesgo de padecer cáncer.

El Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos, del que dependen los Institutos Nacionales de Salud de ese país, recomienda a las personas con edades entre 18 y 64 años realizar actividad física aeróbica regular durante 2,5 horas a intensidad moderada, ó 1,25 a intensidad vigorosa, cada semana. En este contexto, se entiende por actividad de intensidad moderada aquella durante la cual el individuo puede hablar pero no cantar. Y por actividad vigorosa, aquella durante la cual el sujeto tiene claras dificultades para hablar, no pudiendo pronunciar más que unas pocas palabras seguidas antes de volver a aspirar aire.
Tras examinar y tener en cuenta otros factores que podrían afectar a la esperanza de vida, los investigadores hicieron sus cálculos y encontraron que la esperanza de vida fue 3,4 años mayor para las personas que dijeron alcanzar el nivel recomendado de actividad física. Las personas que dijeron alcanzar el doble del nivel recomendado realizando actividad física en su tiempo libre, ganaron 4,2 años de vida. En general, una mayor actividad física se correspondió con una mayor esperanza de vida.

El equipo de Steven Moore, del Instituto Nacional estadounidense del Cáncer, e I-Min Lee, profesora de medicina en la Escuela Médica de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, incluso vio beneficios con niveles bajos de actividad. Por ejemplo, las personas que alcanzaron la mitad del nivel recomendado de actividad física añadieron 1,8 años a su vida.

Los investigadores constataron asimismo que la asociación entre la actividad física y la esperanza de vida fue similar para hombres y mujeres.

BIOLOGÍA


Un proceso de fermentación de la Primera Guerra Mundial podría servir ahora para elaborar biocombustibles

Con el paso del tiempo, muchas tecnologías quedan obsoletas y caen en el olvido. Pero a veces, alguna de ellas, o de otras que se quedaron encasilladas en aplicaciones añejas, encuentra nuevos usos y vuelve rejuvenecida al primer plano de la actualidad.

Ahora, puede haberle llegado el turno a un proceso de fermentación que en la Primera Guerra Mundial se usó para fabricar cordita (una pólvora sin humo) destinada a munición.

Unos investigadores del Laboratorio Nacional estadounidense Lawrence Berkeley (Berkeley Lab), en California, han combinado este antiguo proceso de fermentación para la elaboración de explosivos, con una nueva catálisis química, a fin de que sirva en la producción de biocombustibles avanzados.

Usando la bacteria Clostridium acetobutylicum, el equipo del químico Dean Toste, del Berkeley Lab y también de la Universidad de California en Berkeley, fermentó los azúcares presentes en un tipo de biomasa, dando lugar al disolvente acetona y a los alcoholes butanol y etanol.
A continuación, catalizó con paladio estos productos, obteniendo hidrocarburos de mayor masa molecular, capaces de servir como precursores de los tres principales combustibles usados en medios de trasporte, que son la gasolina, el gasóleo y el combustible para avión a reacción. El tipo específico de precursor producido (el de la gasolina, el del gasóleo o el del combustible para avión a reacción) estuvo determinado por la cantidad de tiempo que esos tres citados productos iniciales (acetona, butanol y etanol) permanecieron con el catalizador de paladio.

Gracias a la remodelación de la técnica centenaria, el método permite obtener aproximadamente un litro de combustible a partir de unos dos kilogramos de los azúcares procedentes de biomasa lignocelulósica.

En el trabajo de investigación y desarrollo también han intervenido Harvey Blanch, Douglas Clark, Pazhamalai Anbarasan, Zachary Baer, Sanil Sreekumar, Elad Gross y Joseph Binder.

FÍSICA


Método con un láser de rayos X para darles "supercarga" a unos átomos

Unos investigadores, usando un sofisticado proyector de haces láser de rayos X, el LCLS, o Fuente de Luz Coherente del Laboratorio del Acelerador Nacional SLAC, en Menlo Park, California, han encontrado una manera de despojar a átomos de xenón de la mayoría de sus electrones, creando un estado de "supercarga" positiva, a energías que hasta ahora se pensaba que eran demasiado bajas.

El logro desafía a la teoría y a las expectativas. "El experimento con el LCLS llevó el estado de carga hasta un extremo inesperado y sin precedentes; más del doble de la energía absorbida por átomo que se esperaba, y la expulsión de docenas de electrones", destaca Benedikt Rudek, del Centro Alemán para la Ciencia del Láser de Electrones Libres en Hamburgo, quien analizó los datos.

Daniel Rolles, investigador del citado centro, dirigió los experimentos.

De modo parecido a cómo una cuerda de guitarra estirada puede vibrar y sostener una nota, un ajuste específico de propiedades del láser puede causar que átomos y moléculas resuenen. La resonancia excita a los átomos y los hace despojarse de sus electrones a una velocidad que de otro modo requeriría energías más altas.
Aunque ya se sabía que provocar resonancias en los átomos afecta a sus estados de carga, no estaba claro qué efecto exacto podría tener esto sobre átomos pesados que son ionizados por una fuente como el LCLS. "Fue el estado de carga más alto que se haya observado con un solo pulso de rayos X, lo cual muestra que los enfoques teóricos existentes tienen que ser modificados", explica Rolles.

El equipo había utilizado previamente una fuente láser en Alemania para exponer varios átomos y moléculas a pulsos de luz ultravioleta, y estaba ansioso por utilizar el LCLS, de mayor energía, para proseguir con esta línea de investigación.

ASTRONOMÍA

El Hubble descubre las galaxias más antiguas y lejanas del Universo

El fantástico telescopio espacial Hubble ha detectado siete galaxias primitivas que se formaron hace más de 13.000 millones de años, poco después del Big Bang , la gran explosión que según las teorías más aceptadas creó el Universo. Entonces, el Cosmos apenas estaba en pañales: tenía el 4% de su presente edad.
El descubrimiento es fruto de las observaciones realizadas durante seis semanas entre agosto y septiembre de este año, informa la NASA. El Hubble ha sido capaz de mirar muy lejos, pero también de echar un vistazo atrás en el tiempo de forma increíble, ya que las galaxias observadas se encuentran entre las más antiguas y lejanas nunca vistas; aparecieron entre 350 y 600 millones de años después del Big Bang.
Es el primer censo de galaxias de una época tan temprana, según afirma el equipo del Instituto de Tecnología de California (Caltech) que ha trabajado con las imágenes. Los astrónomos creen que el número de galaxias se incrementó gradualmente a medida que transcurrió el tiempo, lo que apoya la idea de que las primeras galaxias no se formaron en una combustión repentina, sino que reunieron sus estrellas poco a poco.
Además, se trata de las «investigaciones arqueológicas» más antiguas de la que disponen los científicos sobre los orígenes del Universo. Como lleva miles de millones de años luz viajar a esos lejanos confines, las imágenes astrónomicas muestran cómo el Universo se veía durante ese período, hace miles de millones de años, cuando la luz comenzó su viaje. Nuevas observaciones con telescopios más potentes como el James Webb, que se lanzará dentro de cinco años, permitirán profundizar en estos hallazgos.
El objetivo es conocer qué pasó justo después del nacimiento del Universo, que según calculan científicos se formó hace 13.700 millones de años, tras una gran explosión conocida como Big Bang.
El Hubble, lanzado en 1990, es un proyecto de cooperación internacional entre la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA). El Goddard Space Flight Center de la NASA en Greenbelt (Maryland) dirige el telescopio y el Instituto de Ciencia Espacial de Telescopios (STScI) en Baltimore se encarga de las operaciones científicas junto con la Asociación de Universidades implicadas en la investigación astronómica.
La investigación aparecerá publicada en la revista Astrophysical Journal Letters.